Por: Cristina Padín
Cuando la nieta tomó la arrugada mano de su querido abuelo..
él no sabía que no muchos años atrás le aplaudían en las plazas por sus bonitas
faenas. Era torero de plata. Tampoco recordó que aquella adolescente era su
nieta.. pero ella sí supo lo cariñoso que fue siempre el anciano.
Fueron a verle para recordarle que había sido muy valiente
justo en los momentos en los que había que serlo. Eran niños de una escuela
cercana.. y le llevaban un regalo y le rendían un homenaje. Y que bueno fue que
el podía acordarse de todo. Su amigo, Manolo, apenas recordaba su nombre.
La anciana que admiraba las rosas en el jardín mantenía el
tono azul de los ojos muy vivo y fresco. No conseguía saber que aquella mujer
que le daba tantos besos era su propia hija.. la que ella había parido. Qué
dureza! Terrible monstruo que se llevaba la memoria.. qué doloroso..
Un relato de memoria..
A cada persona que lucha contra el Alzheimer
A cada persona que es cariñosa y atenta
A los ancianos
A las escuelas, que hacen cosas estupendas
A los que son valientes
Al toreo y a los toreros de plata
A Luis
A la verdad
Y a mi amiga Rosario
