Los que iban a aquel local estaban felices.. los niños jugaban en la plaza y los padres bebían vino delicioso allí. Se trataba de un sitio muy elegante, con muy buen gusto. Blanco, fino, con carácter, con alma..
En la pared habían colocado un antiguo y muy hermoso reloj. Era especial. Las personas que tenían algo dentro decían que eran capaces de escuchar los latidos del reloj. El hijo de la dueña afirmaba que era el corazón.
Entró un ganadero de toro bravo y consiguió oír ese corazón del reloj, era un hombre puro y noble. Entró una muchacha que estudiaba Danza y también escuchó ese sonido.. Otras gentes no escuchaban nada..
El reloj sabía que su cantar únicamente era para las personas de pureza y de verdad..
Dedicado a PapáPatoBar y sus dueños
A mi hermana
A Arantxa y Carlos
A Luis
A los genios de corazón puro
A José Garrido
Y a la gente que ama la danza. A mi Fran y a mi Mónica