Una explosión registrada frente a un centro comercial en Guayaquil, Ecuador, causó al menos una muerte y varios heridos, informaron fuentes oficiales.
El hecho ocurrió cuando un vehículo estalló ante las instalaciones del complejo comercial; otro automóvil con explosivos fue localizado en las cercanías y neutralizado por las autoridades. Según declaraciones del ministro del Interior, “los dispositivos fueron fabricados profesionalmente por grupos criminales con el objetivo de sembrar el caos”.
Las cámaras de seguridad captaron el momento en que el automóvil comenzó a arder antes de la detonación, generando una escena dramática de fuego y confusión. El gobernador de la provincia de Guayas condenó el ataque calificándolo como un acto de terrorismo y prometió que los responsables serán capturados y llevados ante la justicia: “Los vamos a cazar y serán procesados conforme a la ley”, afirmó.
La Fiscalía abrió una investigación formal, con entrevistas a testigos y análisis de las grabaciones de vigilancia. Mientras tanto, las autoridades se enfocan en las detonaciones controladas y el aseguramiento de la zona.
Este atentado se suma a una serie de explosiones registradas en Ecuador en fechas recientes. En uno de los incidentes anteriores, un vehículo explotó en una calle concurrida del mismo Guayaquil, dejando una persona fallecida —un taxista— y dos más heridas. El gobernador Humberto Plaza calificó ese suceso como “terrorismo puro y simple” y reiteró el compromiso de las autoridades para identificar a quienes perpetran estos actos.
La detonación frente a un centro comercial golpea no solo por su carácter violento, sino por su simbolismo: espacios públicos de convivencia y comercio ahora vulnerables ante la violencia política o criminal. En un momento en que la población exige seguridad y garantías, este episodio volverá a poner en el debate las estrategias estatales frente al crimen organizado en Ecuador.


