Desde el viernes 6 de junio, una serie de redadas coordinadas por el Servicio de Control de Inmigración (ICE), el FBI y HSI en fábricas y tiendas de Los Ángeles han provocado una escalada de protestas, arrestos y enfrentamientos con la policía. Según reportes oficiales, más de cien personas fueron detenidas inicialmente. Las operaciones ocurrieron en zonas como el Fashion District, un mayorista de ropa y un Home Depot en Westlake.
Tras el estallido social, el gobierno federal desplegó unos 2 000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines, cifra que luego ascendió hasta 4 000 guardias y 700 marines, sin autorización del gobernador Gavin Newsom ni de la alcaldesa Karen Bass. Las autoridades locales denunciaron que esta intervención representa una violación de soberanía estatal y constitucional.
La violencia estalló en el centro de Los Ángeles, donde la policía respondió con gases lacrimógenos, pelotas de goma y cargas de caballería. Se reportaron entre 300 y más de 400 arrestos, y 23 establecimientos sufrieron saqueos. Ante la situación, la alcaldesa impuso un toque de queda en el corazón de la ciudad. En sus palabras:
“Como alcaldesa de una ciudad orgullosa de inmigrantes […] estoy profundamente indignada por lo sucedido”
El gobernador Newsom ha interpuesto una demanda federal, denunciando una “violación intencionada” del principio de soberanía. A nivel nacional, las protestas se replicaron en más de 20 ciudades, incluyendo Nueva York, Chicago, Seattle y varias urbes de Texas, donde también se anticipa la movilización de la Guardia Nacional.
Los enfrentamientos ocurrieron en una ciudad declarada “santuario” desde noviembre de 2024, y marcan la respuesta a la promesa de Trump de una ofensiva migratoria cerrada . Se calcula que la movilización militar y policial costará cerca de 134 millones de dólares.
Las redadas del ICE han desatado una ola de protestas y una intervención militar sin precedentes en un estado santuario, que ya ha sido denunciada por líderes locales y desató un conflicto constitucional por soberanía. La situación permanece tensa, con el potencial de extenderse a nuevas movilizaciones durante el fin de semana y el desfile militar en Washington en torno al cumpleaños del presidente Trump.