Por Marco Antonio Cortez Navarrete
La circulación de un millón de automotores en Yucatán, según datos de la SSP, especialmente en Mérida, tiene un impacto profundo y multifacético en la vida cotidiana de las personas.
Antes debo recordar que según el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, Yucatán cuenta con una población total de 2,320,898 habitantes, de los cuales el 50.9% son mujeres y el 49.1% hombres .
En cuanto a la procedencia de los habitantes, el mismo censo indica que el 83.2% de la población nació en Yucatán, mientras que el 16.8% proviene de otras entidades federativas o del extranjero . Esto significa que aproximadamente 389,000 personas residentes en Yucatán nacieron fuera del estado.

Con estos antecedentes ahora explico como impacta todo esto en el creciente aumento de vehículos que parece no tener fin ocasionando congestionamientos y problemas de estrés, afectando la salud mental y aumento de emisiones de CO₂, óxidos de nitrógeno y partículas finas que redundan en enfermedades respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores.
Por otro lado el crecimiento vehicular incentiva la expansión urbana hacia las periferias, generando zonas mal conectadas, es decir, sitios donde las calles, las avenidas y los semáforos no están diseñados para soportar flujo vehicular.
A todas luces se observa que el aumento del parque vehicular, especialmente si no va acompañado de una planeación urbana sostenible y de una mejora integral del transporte público, afecta la calidad de vida de las personas, desde la salud física y mental hasta el bolsillo, el ambiente y el uso del tiempo.
Es obvio enfatizar que la infraestructura urbana de Yucatán —y en particular la de Mérida— no está diseñada para sostener eficientemente la circulación de un millón de vehículos.
Recordemos que Mérida fue planificada como una ciudad colonial, con un centro histórico de calles angostas y una red radial que no previó el crecimiento vehicular masivo, es así que el crecimiento urbano acelerado desde los años 90 ha expandido la mancha urbana sin una estrategia de movilidad integral.
En solo una década, el número de vehículos en Yucatán pasó de cerca de 500,000 a más de 1,000,000, doblando la presión sobre calles, avenidas y servicios viales.
No olvidemos también que Mérida absorbe más del 60% de este parque vehicular. El anillo periférico y principales avenidas (Prolongación Montejo, Itzáes, Circuito Colonias) operan a su máxima capacidad en horas pico.
¡Ah! y las aceras y/o banquetas están mal diseñadas o inexistentes en muchas zonas (incluso céntricas). Si, hay ciclovías, pero son pocas, fragmentadas y en ocasiones mal conectadas propiciando que más personas dependan del auto particular, incluso para distancias cortas.
Para cerrar deseo reiterar que Mérida y Yucatán no cuentan con una infraestructura adecuada para sostener un millón de vehículos en circulación. El modelo urbano ha favorecido el automóvil particular sin desarrollar en paralelo.
Este desequilibrio ya está generando consecuencias visibles: tráfico, contaminación, pérdida de calidad de vida y movilidad desigual.
Bien, por el momento es todo. Espero que estas opiniones sea de interés para ustedes. Fuerte abrazo y no se olvide ser feliz