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Perspectiva de género: el recurso las une, pero el poder las divide

Roberto Uscanga Hernandez
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La virulencia de las activistas a favor de la perspectiva de género en contra de Maria Cristina Castillo Espinosa, ex directora del DIF estatal está rebasando una delgada línea que divide la inconformidad, aceite que lubrica esta noble causa de la congruencia, engrane que debería dar cohesión a este grupo entre las que destacan Gina Villagómez Valdés; Adelaida Salas Salazar; María Herrero Buchanan y Nancy Walker Olvera.

No se les regatea la larga lucha que desde el incipiente Instituto de la Equidad de Género (IEGY) iniciaran esfuerzos para que se lograra, en el 2011 preparar el primer Manual con Perspectiva de Género para la Planeación, Programación y Presupuestación 2012; un paso fundamental para lograr la tan ansiada transversalización de género en todas las dependencias estatales.

Esta delgada línea obedece a una serie de contradicciones: la primera de ellas es el señalamiento de un grupo de mujeres que se han hecho llamar doctas en la materia contra otra mujer a la que se acusa de ser una “mera repartidora de despensas”.

Acusaron la indiferencia del gobierno estatal a esta perspectiva de género cuando apenas hace dos meses, la propia Nancy Walker Olvera fue testigo de cómo el DIF estatal participó activamente en la Presentación del Manual de Rutas de Prevención y Atención a la Violencia Contra Niñas con Discapacidad; toda vez que es en ésta dependencia donde se reciben, de primera instancia, las denuncias relacionadas con estos temas y que posteriormente se coordinan con la propia Prodemefa, la FGE; la Semujeres y también la Comisión Estatal de Atención a Víctimas.

En sus postulados, señalan que en tres años no ha sido suficiente el trabajo de Semujeres para llevar al cabo éstos objetivos, sin embargo, reconocen que ellas fueron las que postularon a María Herrero Páramo para ocupar ese cargo que ahora denostan.

En otras palabras, esta delgada línea que separa a “las expertas” de las “no expertas” es la premisa principal para señalar de antemano la incapacidad de una persona que según sus argumentos no cumple con el perfil necesario para trabajar con éstas redes.

Y cuando nos referimos a estas redes, nos referimos en particular a un exclusivo grupo que durante estos tres años, hizo de la dependencia un coto de poder en el que en lugar de acrecentar esta transversalización de género, únicamente se dividieron un gran pastel para trabajar agendas particulares, haciendo de SEMUJERES y de su titular, María Herrero Páramo, una luz apagada, inmovilizada como una rehén de una dependencia, que a diferencia de todas las demás dependencias estatales fue la única, además de la Secretaría de Seguridad Pública en incrementar su presupuesto en casi un 50% en el 2019.

Las redes de activistas son tan cambiantes como sus propios chats de conversación en las que un día sí y otro no, excluyen a quienes no forman parte de sus grupos. Algunas activistas no se pueden ni ver entre ellas: Gina Villagomez no puede ver a Maria Eugenia Nuñez, y Maria Eugenia Nuñez no puede ni ver a Adelaida Salas…cada una con su tema se unen para conseguir recursos pero se desunen cuando tienen poder.

Han callado cuando en administraciones anteriores los recursos fueron cortados abruptamente para el tema de la violencia de género y nunca cuestionaron los perfiles de Roberto Rodríguez Asaf como la persona del gobierno estatal que las atendió para ir posponiendo el tema de la Alerta de Género para Yucatán solicitada a la federación durante ocho meses, mientras las integraba a su nómina, lo cual también hizo Martha Góngora como ex secretaria general de gobierno.

En este caso nos llama la atención que la activista Maria Eugenia Nuñez Zapata, quien lleva un liderazgo en el tema de la paridad sustantiva no firme ese escrito porque según nos cuentan, se estaría cometiendo una violencia política contra una mujer lo cual es un tema de su competencia y no de la doctora Gina Villagómez Valdés.

Estas delgadas líneas son las contradicciones que pueden poner en peligro una larga lucha de años de este grupo de activistas que saben muy bien que la igualdad de oportunidades no garantiza la igualdad de resultados, mismos que requieren la posibilidad de dar a las personas un trato equivalente (no idéntico), considerando las diferencias y desigualdades que puedan presentar.

Hoy, el trato que le están dando a una mujer como María Cristina Castillo Espinosa podría decirse que está llegando a violentar estos principios de igualdad sustantiva. Por eso, se dice que en estas redes, el recurso las une, pero el poder las desune.

Roberto Uscanga Hernandez
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