En un contexto de creciente tensión con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la presidenta Claudia Sheinbaum fue enfática: no habrá reunión directa entre su gobierno y el magisterio disidente. Sin embargo, recalcó que el diálogo sigue abierto mediante los canales institucionales encabezados por la Secretaría de Gobernación (Segob) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), en lo que calificó como una muestra de voluntad política pero también de realismo presupuestal.
Durante su conferencia del viernes 23 de mayo, la mandataria reconoció la importancia histórica de la CNTE como actor social, pero subrayó que algunas de sus demandas, como un aumento salarial del 100% y la derogación de la Ley del ISSSTE de 2007, rebasan las posibilidades económicas del Estado mexicano. “Hay límites financieros reales, aunque ya hemos avanzado en mejorar las condiciones del magisterio”, puntualizó Sheinbaum, al recordar los aumentos otorgados recientemente, así como los esfuerzos por dignificar la labor docente.
La presidenta también marcó distancia con las formas de protesta recientes del gremio. Si bien reiteró su respeto a la libre manifestación, cuestionó las acciones que afectan a terceros, especialmente los incidentes que han incluido agresiones a periodistas y bloqueos de vialidades. “No hay justificación para la violencia. Nuestro gobierno escucha, dialoga, pero no permite que se violenten derechos de otros ciudadanos”, afirmó.
Por su parte, Rosa Icela Rodríguez, titular de Segob, confirmó que la mesa de diálogo con la CNTE permanece abierta y que su equipo está dispuesto a escuchar y negociar dentro del marco legal y presupuestario. No obstante, advirtió que la intensidad de las protestas y la radicalización de las exigencias ponen en entredicho la viabilidad de avanzar. “Un aumento del 100% no es posible. Tenemos que encontrar un punto de equilibrio entre justicia laboral y responsabilidad fiscal”, dijo.
En los últimos días, la CNTE ha incrementado la presión con bloqueos en zonas clave de la Ciudad de México y ha amenazado con manifestarse incluso en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Sus exigencias se centran en la restauración del sistema de pensiones solidarias, el fin del régimen vigente del ISSSTE y un alza salarial sustancial. El gobierno, por su parte, ha propuesto un aumento del 9% retroactivo a enero, más un 1% adicional desde septiembre, y una semana extra de vacaciones.
Para la CNTE, estas medidas son insuficientes y ha optado por mantener su estrategia de paro indefinido, marcando así uno de los puntos más críticos en la relación entre el Estado y el magisterio en lo que va del sexenio. La presidenta Sheinbaum, sin embargo, ha dejado claro que no cederá a presiones directas, pero sí apostará por el diálogo constante y el respeto mutuo: “Este gobierno no reprime, pero tampoco se deja chantajear”.
El rumbo de las siguientes negociaciones será decisivo. En juego no solo está la estabilidad del ciclo escolar, sino también el mensaje que el gobierno federal envía a los sectores organizados que demandan cambios estructurales en medio de una realidad económica que, según Sheinbaum, requiere responsabilidad y equilibrio.