El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha notificado al Congreso su intención de designar a varios cárteles de la droga y bandas criminales como organizaciones terroristas extranjeras. Esta medida busca ampliar las herramientas legales para combatir a estos grupos y reforzar la seguridad nacional.
Entre las organizaciones que se incluirán en la lista se encuentran seis cárteles mexicanos: el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la Familia Michoacana, el Cártel del Golfo, el Cártel del Noreste y los Cárteles Unidos. Además, se sumarán otras bandas criminales de América Latina, como la Mara Salvatrucha de El Salvador y el Tren de Aragua de Venezuela.
La designación de estos grupos como organizaciones terroristas permitirá al gobierno estadounidense imponer sanciones económicas más severas y facilitará la intervención de las fuerzas armadas en operaciones contra estas entidades. Sin embargo, esta acción ha generado tensiones diplomáticas con México, cuyo gobierno ha expresado su preocupación por la posible vulneración de su soberanía nacional.
En paralelo, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha intensificado sus operaciones de vigilancia sobre los cárteles mexicanos, incrementando el uso de drones no tripulados para espiar sus actividades dentro del territorio mexicano. Estas misiones, que comenzaron durante la administración de Joe Biden, se han intensificado bajo el mandato de Trump, quien ha enfatizado la necesidad de combatir el narcotráfico con mayor contundencia.
La relación entre Estados Unidos y México se encuentra en un momento delicado debido a estas acciones unilaterales. Mientras Washington argumenta que estas medidas son necesarias para proteger a sus ciudadanos del flujo de drogas y la violencia asociada, México insiste en que cualquier acción debe respetar su soberanía y promover la cooperación bilateral.
La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, ya que la designación de cárteles como organizaciones terroristas podría sentar un precedente en la lucha global contra el narcotráfico y redefinir las estrategias de seguridad en la región.