Por: Cristina Padín.
Algunos de los primos aquella tarde irían a la Plaza de Toros. Toreaba Morante, gesto el suyo de nobleza y valor pues acaba de enterrar a su padre. Descanse en paz el progenitor de ese gran torero. Y también toreaba Talavante, con sus lances de magia. Otros de los primos, los gallegos, estaban en la playa. Era 23 de junio. Uno de los días más mágicos del año. Víspera de san Juan..
Una maravilla!
Tantas leyendas les contaba el abuelo. En aquellos instantes relataba una. Hablaba de una aldea perdida entre montañas orensanas en las que, cada madrugada del 24 de junio, las personas que eran puras y honestas lograban escuchar el sonido de una gaita gallega. Algún niño se inquietó por si tal vez él, estando allí, no la escucharía. El abuelo dijo que los niños eran puros y honestos: lo escuchaban todos.
Aplaudieron..
Y se prepararon para la anhelada noche. La noche más corta, las hogueras, los deseos, la sardina que moja el pan, los conjuros, las tradiciones..
Viva san Juan
Viva lo nuestro
Dedicado al 23 de junio: día que adoro
A la amistad, esta noche se vive con amigos
A los abuelos. Y a la mía
Al toreo
A Morante de la Puebla. Con un abrazo y una oración
A mi mago Talavante
A Galicia y sus tradiciones
A mi Luis. Con tanta ilusión te esperábamos hace un año..
A las sardinas
A las aldeas
A las leyendas
A las hogueras
Y a las tradiciones
