La Revista

El consejo científico del CONACYT, convertido en una dictadura

Por: Pascacio Taboada Cortina y Jorge Martínez Cedillo

  • Por orden
    presidencial y del congreso, anularon 109 fideicomisos
  • La Cámara de
    Diputados aprobó la inclusión de Fuerzas Armadas en el Consejo General de
    Investigación Científica
  • En este gobierno
    disminuyeron 50 por ciento los recursos heredados de la administración pasada,
    para operación de fideicomisos; eran por un billón 130 mil millones de pesos

Desde
el inicio de la actual administración pública, la orden del presidente Andrés
Manuel López Obrador fue tajante: desaparición del esquema de fideicomisos y
becas para estudiantes de escasos recursos, creados expresamente para apoyo de proyectos
de investigación científica y tecnológica, en beneficio de nuestro país.

El
destino de becas y fondos se ejercían para centros nacionales de capacitación y
becas para estudiantes en el extranjero, con propósitos muy claros: preparar y adiestrar
a estudiantes y profesionales en las diversas ciencias y tecnologías de
competencia mundial, para impulsar después proyectos a favor de México, en la
misma forma en que lo hacen los gobiernos de Estados Unidos, China, Rusia y
gran número de países europeos.

La
destrucción institucional del CONACYT, no sólo fue una orden de López Obrador,
sino que fue aprobado por las cámaras de Diputados y de Senadores, aprovechando
la oportunidad de ser mayoría en el Congreso de la Unión. Esto, tarde que
temprano, se tendrá que cobrar a cada nombre y apellidos de esos legisladores,
porque realmente ha sido una “traición a la Patria”, “peso a peso” los cobrarán
las siguientes generaciones de mexicanos.

En
contubernio con el Congreso de la Unión –no se le puede dar otro calificativo—
el 2 de abril de 2020, desaparecieron los primeros 109 Fideicomisos Públicos,
Mandatos y Análogos, donde predominaban los instituidos en el Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Esto provocó un caos a los beneficiarios, sobre
todo de aquellos que ejercían becas en el extranjero y formaban parte de
programas específicos de capacitación y adiestramiento en centros y
universidades de países desarrollados.

Las
decisiones de los poderes Ejecutivo y Legislativo en franca destrucción de
instituciones, no sólo se refieren a lo ocurrido en los fideicomisos del
CONACYT, sino que, lamentablemente, en su máxima expresión, están en la
extinción de fideicomisos como el Fondo Nacional de Desastres Naturales. Ahora
sí, (“que Dios nos agarre confesados”), porque los temblores y los huracanes no
avisan; se presentan de improviso. Esperamos que esto no ocurra, pero es un
hecho que los fondos públicos creados exprofeso, los desvió el gobierno para
“programas de espejismo”, como “sembrando vida”, “Jóvenes construyendo el
futuro”, ya desde ahora un considerado un rotundo fracaso.

Tres
años después del finiquito de los fideicomisos, a todas luces arbitrario y
fuera de toda consideración o conmiseración para los recipiendarios, los fondos
federales de los fideicomisos –creados por el gobierno de Enrique Peña Nieto en
la Secretaría de Hacienda y Crédito Público— ascendían a 1 billón 130 mil
millones de pesos. Sin embargo, con cifras a 2023, en la administración de
López Obrador, esos fondos se han reducido al 50 por ciento, de acuerdo con
publicaciones periodísticas del 9 de junio del presente año.

De
acuerdo con información de “México Evalúa”, los análisis del gasto federal de
los fondos del esquema de fideicomisos, por ramo administrativo del gobierno, muestran
que las transferencias “ganadoras” engrosaron los recursos fiscales de las
secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, mientras que los recursos presupuestales
disminuyeron en las secretarías de Salud, Educación, la propia Hacienda y
Crédito Público y la de Comunicaciones y Transportes, calificadas como “las perdedoras”.

Después
de estos ajustes desafortunados del gobierno de López Obrador en cuanto al
desarrollo de la ciencia y tecnología en México, los estudiantes, profesores e
instituciones no saben qué futuro depara a la capacitación de ciudadanos
nacionales y su especialización en centros e investigación y universidades del
extranjero, cuando el propósito fundamental para aquellas personas con
potencial para lograr una especialización, se ve seriamente limitada e incluso
impedida.

Sólo
por señalar la importancia que el desarrollo de la ciencia y la tecnología
tienen para gobiernos como de China, Estados Unidos, Rusia y varios países de
Europa, la capacitación de científicos es de vital importancia y, entre ellos,
a pesar de las diferencias y conflictos que no faltan, realizan intercambios y
ofrecen oportunidades de preparación a extranjeros; reciben a estudiantes de
todo el mundo, señaló el investigador, Maestro Emérito de la UNAM y miembro de
El Colegio Nacional, doctor Francisco Bolívar Zapata.

El
doctor Bolívar Zapata es uno de pocos investigadores en materia de
Biotecnología; es decir, de estudiosos de los alimentos transgénicos, junto con
otro pionero de este tipo de cultivos, el doctor Hugo Herrera Estrella. “No
utilizan herbicidas para combate y control de enfermedades de las plantas, sino
que éstas han sido transformadas genéticamente”, expresó.

“En
Estados Unidos, dijo, el 90 por ciento de las plantas que se cultivan, son
transgénicas, y no pasa nada de lo que anteriormente se había difundido”, de
que eran negativas para el consumo humano.

Explicó
que en el mundo hay tres tipos de plantas clasificadas como de primera, segunda
y tercera generación. En la primera, no había combate de plagas y se perdían
gran parte de las cosechas. Se descubrieron los agroquímicos y se controlaron.
Esta fue la segunda generación de plantas, y la tercera generación se refiere a
las plantas con capacidad de desarrollo sin herbicidas. Son las genéticamente
mejoradas.

Lo
importante de las consideraciones del doctor Bolívar Zapata, es en el sentido
de que, al desaparecer el Fideicomiso relacionado con el estudio de la
Biotecnología y Organismos Genéticamente Modificados, el doctor Herrera
Estrella tuvo que ir a estudiar y aplicar sus conocimientos en instituciones
académicas de Estados Unidos.

Resumió
el destacado científico, el doctor Bolívar Zapata, “que en el mundo miles de
millones de personas y de animales de engorda, se alimentan con granos
transgénicos”, y afirmó que “no hay ninguna evidencia de que sean dañinos ni
para la salud humana ni animal”.

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