Cultura, por: Aída María López Sosa.
Correo: aidamarialopez64@gmail.com
Tu alma es con frecuencia un campo de batalla en el
que tu razón y tu juicio declaran la guerra a tu pasión y tus apetitos. Khalil
Gibran, poeta libanés.
El tema de las pasiones humanas ha sido estudiado
desde el principio de la civilización. Cuando se habla de razón no se refiere
únicamente a pensar con lógica, sino al equilibrio del ser humano. Esto es no
dejarse llevar por las circunstancias, sino usar el entendimiento para mantener
la ecuanimidad; no abandonarse a las emociones. En contraparte cuando se trata
la pasión no es precisamente la que puede sentirse cuando estamos enamorados,
sino a los deseos que experimentamos en cuanto a apetitos y aversiones.
En la antigua Grecia el fin de los filósofos era
despojarse de los apetitos incluyendo los sexuales, una forma de perfeccionarse
hasta alcanzar el equilibrio. Platón se refería al amor como una grave
enfermedad mental. En épocas más recientes la filósofa francesa Simone de
Beauvoir dijo que cuando se despojó de su apetito sexual, resultado de la menopausia,
pudo ver el mundo sin la niebla que ocultaba la claridad, lo mismo que le pasó
a Sócrates cuando la madurez lo alcanzó.
En el caso de los sabios de la India la lucha humana
está enfocada en gobernar las pasiones, los anhelos y los deseos, no en la obtención
de cosas materiales como el alimento, la casa, los viajes o un carro último
modelo. Para ello se auxilian de la meditación hasta alcanzar la iluminación.
Consideran que los apegos son la fuente de todos los sufrimientos. Varias
culturas y religiones como los judíos cabalistas, los gnósticos cristianos o
los iluminados budistas, se dedican a las enseñanzas teóricas, técnicas, así
como a los métodos para guiar las pasiones. El nirvana se alcanza cuando se
enfrían estas y se funciona libre de todo malestar. La Bhagavad-gita, texto
sagrado hinduista, sostiene la tesis de que el mayor enemigo del hombre es el
deseo, debido a que todo lo consume y lo corrompe. En este sentido la sabiduría
china coincide en que la razón conduce a la virtud y la pasión al vicio. Pero
no todo está perdido, el hombre es capaz de transformar sus energías pasionales
en el arte de vivir razonablemente, la creatividad es aliada para canalizar las
emociones. Sigmund Freud al complejo tema le agregó un elemento más: el
inconscinete. Cuando se es consciente de un deseo podemos recurrir a la razón
para satisfacerlo pero, ¿qué pasa si el deseo se enmascara? difícilmente
podremos concientizarlo y por ende dejarlo satisfecho. Lo que aspira la mayoría
de los humanos es que los niveles más elevados del pensamiento estén despojados
de la intrusión de las pasiones.
Un punto de vista menos radical es la del budismo. El
monje y erudito Nicheren, en el Japón del siglo XIII, concibió Diez Mundos o
estados mentales en la vida cotidiana, mismos que interactúan simultáneamente
de acuerdo a los pensamientos, los actos y las circunstancias. En el momento
que emerge uno de ellos, los otros nueve desparecen.
El “Infierno” es experimentado por el individuo cuando
le ocurre algo trágico o desagradable. Los trastornos mentales también son
infernales. Las personas consumidas por el odio habitan el infierno. Este
estado está más allá de la pasión y la razón. El “Hambre” se refiere al ansia.
Las personas ansiosas viven con hambre; la adicción a las drogas es un tipo de
hambre. A menudo la obesidad es el resultado de un hambre atroz- pasión
extrema- de amor, afecto, sentido o propósito que conduce a ingerir alimentos
en exceso. El “Instinto” se trae desde el nacimiento, es considerado un apetito
animal y es pasión natural.
La “Ira” es algo más que perder los estribos. Existen
personas que están constantemente malhumoradas o enfurecidas, en el mejor de
los casos de manera intermitente. Otras son irritables con el menor estímulo y
unas más tienen disposición a la discusión y a la crítica. La “Tranquilidad” es
el estado pacífico en el que la mente está despojada de perturbaciones. Esta se
alcanza después de satisfacer las necesidades, ya sea de sueño, alimento o
recreativas como un viaje o una caminata extenuante.
El “Embeleso” es la felicidad repentina o el éxtasis
que se siente con un logro de cualquier tipo. Es momentáneo y se disfruta
mientras dure la dicha. El “Aprendizaje” hace uso de las facultades cognitivas,
del razonamiento. Estar en cosas nuevas ejercita los músculos intelectuales,
incluso leer las noticias o planear un viaje. La “Percepción” significa
descubrir, crear, inventar y conectar. Es la razón inspirada por una pasión
creativa.
La “Ayuda” es un estado mental generoso, en su nivel
puro no busca recompensa ni devolución, solo erradicar el malestar y
sustituirlo por bienestar, para alcanzar la plenitud. La compasión motiva a la
razón para ayudar. El “Despertar” es el ideal que se debe tener para los nueve
estados menos el de dormir. El estado mental del Buda es del pleno despertar,
ayudan a sobrellevar el dolor y el sufrimiento, son inmunes al Infierno. Los
nueves estados mentales restantes pueden ser impedimento para vivir en el
ideal.
El mismo mundo es el infierno o el cielo para mentes
distintas. Todos los estados mentales tienen una parte positiva y otra
negativa, no se trata de erradicar uno u otro, sino de cultivar esa parte
positiva, ya que de esta manera estaremos en el camino del mejor de los mundos
posibles.


