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Dolor de cabeza para México

Leo Zuckermann
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Juegos de Poder, por: Leo Zuckermann.

Twitter: @leozuckermann

El expresidente de Estados Unidos llega debilitado.
Fue el gran perdedor de las elecciones intermedias que se llevaron a cabo el
pasado 8 de noviembre. Se esperaba una “ola roja” (el color de los
republicanos) que, simple y sencillamente no llegó. Los demócratas, contra todo
pronóstico, lograron mantener la mayoría en el Senado y se quedaron muy cerca
de hacer lo mismo en la Cámara de Representantes.

Los republicanos tenían todo para arrasar en las
pasadas elecciones. Por lo general, al partido del presidente le va mal en
estos comicios. Pero, además, estaba la impopularidad de Joe Biden, la
persistencia de la inflación y la desaceleración económica, producto del
incremento en las tasas de interés. No obstante, como dije, la “ola roja” no
ocurrió.

Muchos republicanos le atribuyen el mal resultado a
Trump, quien apoyó a candidatos que le eran leales y repetían la mentira del
fraude electoral de 2020. Ganaron, así, las candidaturas en las primarias del
partido, pero resultaron ser malos candidatos en la elección general. Al parecer,
la marca Trump ya no vende como antes. Además, muchos republicanos han abrazado
las causas ideológicas del trumpismo, pero, a diferencia de Trump, son nuevas
caras de la política que se ven menos agresivas y desgastadas que el
expresidente.

Uno de ellos es la gran estrella naciente del Partido
Republicano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis. En los comicios pasados
logró una victoria arrolladora con una coalición amplia de votantes. No
obstante, DeSantis es igual de radical en sus propuestas políticas de extrema
derecha que Trump.

Y, aunque DeSantis no ha declarado su intención de
participar en las primarias republicanas para el 2024, se da por hecho que lo
hará. Tendrá que medirse contra Trump, quien ya anunció que sí va. En este
momento, en las apuestas del sitio predicit.org, a DeSantis le dan un 43% de
probabilidad de convertirse en el candidato presidencial republicano frente a
un 35% de Trump.

El expresidente ya no es la máquina arrolladora de
antes. Muchos republicanos están buscando desmarcarse de él. Incluso, medios y
comentaristas que antes eran trumpistas hasta el tuétano han comenzado a
deslindarse de Trump.

No estoy diciendo, porque ya aprendí que es un mal
pronóstico, que estamos viendo el final político de Donald Trump. Como he afirmado
varias veces en este espacio, los únicos muertos que hay en la política son los
que, efectivamente, están enterrados tres metros bajo tierra. Trump, sin duda,
puede regresar y recuperar su papel central en el Partido Republicano, incluso
ganar la elección presidencial en 2024.

Pero, para lograrlo, deberá enfrentar, primero, a
DeSantis. Y ahí es donde se justifica el título de esta columna. La competencia
de estos dos será un dolor de cabeza para México. Una vez más, nuestro país se
convertirá en una piñata política.

Ambos, DeSantis y Trump, utilizan un discurso
xenofóbico y nacionalista en el tema de los migrantes indocumentados. Se van a
pelear por ver quién es el que propone las medidas más radicales y obscenas
para detener a los migrantes en la frontera con México.

Trump, ya sabemos, volverá a cacarear la urgente
necesidad de terminar con el muro fronterizo. DeSantis presumirá que él, como
gobernador de Florida, gastó 12 millones de dólares de los contribuyentes con
el fin de trasladar a migrantes indocumentados a Massachussetts, para que los
liberales norteños se ocuparan de ellos.

En el tema comercial, De Santis, al igual que Trump,
ha tenido posturas proteccionistas. El gobernador de Florida ha criticado el
nuevo tratado de libre comercio de América del Norte, el T-MEC, por no proteger
a los productores agropecuarios de su estado frente a las importaciones
mexicanas.

La elección presidencial de 2024 en Estados Unidos
coincidirá con la de México. Por lo pronto, en las primarias, si es que
DeSantis decide lanzarse, será una lucha a navaja libre por ver quién de los
dos candidatos resulta el más vocal y estridente. Nuestro país, sin duda, va a
ser uno de los temas que utilizarán para ganarse al electorado republicano que
ya migró hacia el trumpismo. Trump y DeSantis se pelearán por ver quién es el
más trumpista de los dos. Desde hoy habrá que abrocharse los cinturones aquí,
en el vecino del sur, por las turbulencias que generará esta competencia
interna del Partido Republicano en el vecino del norte.

Leo Zuckermann
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