El gobierno de Estados Unidos ha iniciado una campaña dirigida a los inmigrantes indocumentados, instándolos a que se “autodeporten y se queden afuera”.
Esta iniciativa forma parte de las políticas migratorias implementadas por la administración del presidente Donald Trump, que buscan reducir la cantidad de personas que residen en el país sin autorización legal.
Desde el inicio del nuevo mandato presidencial, aproximadamente 14.000 inmigrantes indocumentados han sido detenidos, según declaraciones del “zar de la frontera” designado por Trump.
Además, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos reportó 29.000 detenciones de migrantes en enero de 2025, reflejando una disminución en comparación con meses anteriores.
La campaña de autodeportación busca persuadir a los inmigrantes sin estatus legal a que abandonen voluntariamente el país, evitando así procedimientos de deportación forzosa y posibles sanciones futuras. Sin embargo, esta estrategia ha sido objeto de críticas por parte de defensores de los derechos de los inmigrantes, quienes argumentan que puede generar miedo y desinformación en las comunidades afectadas.
En paralelo, algunas jurisdicciones locales han manifestado su oposición a las políticas federales de inmigración. Por ejemplo, las autoridades demócratas de Chicago han rechazado cooperar en las redadas masivas de migrantes ordenadas por el gobierno federal, enfatizando su compromiso con la protección de las comunidades inmigrantes.
Estas acciones reflejan la creciente tensión entre las políticas federales y las iniciativas locales en torno al manejo de la inmigración indocumentada en Estados Unidos.