Por Marco Antonio Cortez Navarrete
Creo que en durante mi paso por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) que en total sumó 35 años, de los cuales 33 fueron oficiales, una de las cosas que más escuché y por la cual trabajé intensamente fue la divulgación y aplicación de los conocimientos científicos y tecnológicos generados en las aulas y laboratorios de las facultades y centro de investigaciones regionales.
Durante décadas la institución ha organizado cientos de eventos para que los representantes de los sectores productivos locales, regionales e incluso nacionales y extranjeros, atrajeran el conocimiento y desarrollo para dejar de depender en un cien por ciento de las importaciones que en muchos casos son ya obsoletas especialmente en los países donde tuvieron origen.
En Yucatán la cantaleta de la transferencia y aplicación del conocimiento científico y tecnológico propio ha rondado durante décadas y hasta este momento debo decir que su impacto a sido escaso o nulo en algo así como una suerte de desprecio o desconfianza en las instituciones educativas del nivel superior y en los centros de investigaciones cuyo recurso humano opta, finalmente, por migrar a centros extranjeros donde lo que se crea si es aplicado y además tiene prioridad para el desarrollo de los países hoy considerados primer mundo.
Debo recordar que México destina una proporción muy limitada de su Producto Interno Bruto (PIB) a la investigación y el desarrollo ya que según datos de la UNESCO el gasto en estos sectores es apenas del 0.4%, cifra que se mantiene constante en años recientes. Este porcentaje, repito, es significativamente inferior al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cercano al 2.5%
Enfatizo que al aplicar la ciencia y la tecnología propias en sectores productivos (como la agricultura, la industria o los servicios), se mejora la eficiencia, se reducen costos y se crean productos o procesos innovadores. La aplicación práctica permite abordar desafíos reales —como la escasez de alimentos, enfermedades, cambio climático o problemas energéticos— con soluciones efectivas.
Todo lo que usted ha tenido la amabilidad de leer se debe a que en Yucatán desde hace muchos años se cuenta con un parque científico y tecnológico con más de una decena de instituciones y centros de investigación y un moderno y sofisticado centro de generación de nuevas tecnologías. La pregunta aquí es ¿qué ha hecho? ¿Dónde están sus resultados? y lo más importante aún ¿cuál es su impacto en todos y cada uno de los sectores productivos del estado?.
Tienen todo: infraestructura, tecnología, recursos humanos y sobre todo presupuesto interno y externo. Entonces ¿a quién sirve? ¿a quien o quiénes sirve?….
Creo que ya es hora que sus directivos den una muy buena y detallada explicación a la sociedad. ¿Que se ha hecho con tanto dinero?
Es cuánto.
Un abrazo y felices pascuas
