Por: Cristina Padín.
Y aquel 7 de julio tan emocionante quiso el pañuelo rojo tender un puente entre el cielo y la tierra. Y al amanecer voló hasta las nubes para llevar a los que ya nos han dejado el sonido de los encierros, el miedo ante la espera, la emoción de la corrida, el sabor de lo tradicional, un beso de verano.
Después se colocó en Estafeta para disfrutar algo que enamora a tres cuartas partes del mundo. Correr con los bureles, algo ancestral, instintivo, único. Por la tarde irá a la Plaza de Toros. A aplaudir los lances. A emocionarse con las faenas.. y a vivir la vida. La vida son momentos, sorbos, pases.
El pañuelo rojo amaba el toreo!
Viva san Fermín! Gora san Fermín!
A todos los que nos han dejado en estos dos años duros. A mí mi querida abuela
A Noel Chandler: caballero del torro
Al toreo
A las tradiciones
A Luis
A Carlos
A Elías
A la valentía