Por: Cristina Padín.
Se paró la vida, se apagó. Puso el punto y el final el corazón de 97 años de la señora Teresa. La que nació a primeros del siglo XX, la que conoció una infancia sin tablet y con no demasiadas onzas de chocolate. Se fue Teresa: frágil, arrugada, mil ciento y más historias en su mirada líquida, memoria ya deshilachada y quebradiza. Murió una mujer gallega: firme, fuerte, voz limpia y cada tradición tatuada sin tinta en mente y alma.
Teresa se fue el martes…
Se fundió la luz, afirmó la existencia que aquella era la última página. Consumió las horas nonagenarias en silencio y mucha serenidad el señor Rogelio. Esposo de la señora Teresa. Se detuvo uno de los dos corazones que tantos años latieron juntos, y tardó poco y menos en pararse el palpitar del otro. Falleció un anciano gallego, un abuelo de los que tanto abundan, estoico, trabajador, íntegro. Falleció un hombre de ley, como hay que ser.
Rogelio se ha ido hoy…
El pueblo despide a los que se amaron tanto. Los abuelos amantes se entierran juntos..
Inspirada la historia en la que acaba de suceder en pueblo de mi abuela
A mi abuela
A los abuelos que se han ido y a los que siguen aquí
A Galicia: lugar donde se vive genial, lugar de gentes fuertes y trabajadoras
A mi querido Luis
A las tradiciones
Hoy a cada tradición relacionada con san Fermín
A lo que es verdad