Por Marco Antonio Cortez
Ser universitario no es solamente portar un título o trabajar en una institución académica; ser universitario es, para mí, un privilegio y el mayor de mis orgullos.
Haber formado parte de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) durante más de tres décadas no solo marcó mi trayectoria profesional, sino que dejó una huella profunda en mi ser y en mi alma, una que el tiempo no podrá borrar.
La Universidad fue mi casa, mi escuela de vida, y mi lugar de trabajo. Desde la radio universitaria hasta la oficina de prensa, tuve la oportunidad invaluable de conocer y convivir con una comunidad amplia y diversa: empleados administrativos y manuales, docentes comprometidos, estudiantes con sueños y directivos con visión. Cada uno de ellos aportó algo a mi crecimiento humano y profesional.
Mi labor en los medios de comunicación y más adelante en el servicio público —en las Secretarías de Educación y Finanzas, así como en el entonces Instituto de Cultura de Yucatán, hoy Secretaría de la Cultura y las Artes— me permitió comprender el valor de lo público, de lo colectivo.
Sin embargo, fue en la Universidad donde aprendí la importancia profunda de la academia y la investigación como motores del desarrollo social, como generadores de conocimiento y como espacios de libertad intelectual.
Hoy, al reencontrarme con una nueva generación de directivos en la UADY, veo con esperanza el presente y el porvenir de esta institución centenaria. Mujeres y hombres que han tomado la estafeta con responsabilidad, conscientes de que su papel no es solo administrar el presente, sino también construir el futuro de nuestra casa de estudios.
La Universidad Autónoma de Yucatán es más que un recinto educativo: es un símbolo de identidad, un espacio de pensamiento libre y un faro que guía a generaciones enteras hacia la búsqueda del saber y del bien común.
Haber sido parte de ella me honra. Llevo con orgullo el espíritu universitario, convencido de que servir a la educación es una de las más nobles tareas que puede asumir una persona.
Muchas gracias por leerme
