Decenas de civiles, incluidos niños, han perdido la vida en la Franja de Gaza por los recientes bombardeos israelíes, mientras el conflicto entre Israel e Irán ha escalado a un nivel sin precedentes. Según fuentes del Ministerio de Salud de Gaza, “en las últimas 24 horas, al menos 140 personas han sido asesinadas”, entre ellos varios menores, y al menos catorce resultaron mortales al esperar ayuda humanitaria.
Por su parte, las autoridades sanitarias de Gaza han denunciado que, desde finales de mayo y tras el restablecimiento parcial de ayuda, 397 personas han sido asesinadas al intentar recibir suministros y más de 3 000 han resultado heridas.
En simultáneo, el conflicto regional ha entrado en una fase más intensa: Israel ha lanzado ataques aéreos sobre varias instalaciones nucleares iraníes, incluyendo Natanz, Arak y Bushehr, como parte de la llamada «Operación León Naciente» . En respuesta, Irán lanzó una gran ofensiva con misiles balísticos y drones contra diversas ciudades israelíes, como Tel Aviv y Beersheba, en lo que denominó “Operación Promesa Verdadera III”.
El ataque iraní a Israel dejó más de 200 heridos entre civiles. En particular, el Hospital Soroka en Beersheba sufrió daños por el impacto directo de uno de los misiles, resultando decenas de personas lesionadas, aunque milagrosamente sin perder vidas, gracias a una evacuación preventiva.
El balance provisional indica que han muerto al menos 57 israelíes y 657 iraníes, en tanto que el Ministerio de Salud de Gaza confirma una cifra superior a 55 000 palestinos fallecidos desde octubre de 2023 .
Ante esta situación, Estados Unidos está considerando cómo responder: el expresidente Trump ha sugerido la posibilidad de sumarse con un ataque directo contra Irán, usando bombas bunker-buster para golpear Fordow. Mientras tanto, países como Reino Unido, Francia y Alemania han lanzado llamados urgentes a la moderación y a la apertura diplomática.
Las agencias humanitarias han advertido que Gaza se alza al borde de una “sequía inducida”, colapso del sistema de agua potable y crecimiento acelerado de desnutrición, sobre todo infantil . La ONU y organizaciones como UNICEF alertan también sobre la inseguridad alimentaria y el bloqueo a los corredores de ayuda.
