El reconocido cineasta Tyler Perry enfrenta una demanda formal por acoso y agresión sexual presentada por el actor Derek Dixon, quien asegura haber sido víctima de un patrón de abuso sostenido a lo largo de varios años. La denuncia detalla cómo el director habría utilizado su influencia profesional para manipular emocional y laboralmente a Dixon, aprovechándose de su posición de poder dentro de la industria.
El conflicto se remonta a 2019, cuando Perry conoció a Dixon tras una colaboración en eventos. Según el actor, el director comenzó a acercarse con promesas de trabajo en futuros proyectos, ganándose su confianza mientras escalaba su rol como mentor y figura influyente. Todo habría llegado a un punto crítico en junio de 2021, cuando Perry invitó a Dixon a su residencia con el pretexto de discutir un nuevo proyecto titulado Losing It. Durante ese encuentro, Perry supuestamente consumió alcohol, intentó acercarse al actor de forma inapropiada y, de acuerdo con el testimonio de Dixon, intentó meterse en la cama con él. El actor afirmó que tuvo que huir de la habitación para evitar un abuso mayor.
Más allá de ese episodio, Dixon sostiene que el acoso fue constante. Durante su participación en la serie The Oval, producción de Perry, asegura que fue víctima de comentarios sexuales persistentes, insinuaciones incómodas y presión para involucrarse más allá del ámbito profesional. En la denuncia, también se menciona que el guion de Losing It fue vendido por Dixon a Perry, quien lo adquirió pero nunca lo produjo, utilizándolo —según el actor— como un instrumento más de manipulación emocional.
Dixon ha solicitado una compensación de al menos 260 millones de dólares, argumentando que sufrió un daño profundo a nivel psicológico, profesional y económico, como resultado de los supuestos abusos. Entre las pruebas aportadas se incluyen mensajes de texto y testimonios que refuerzan su versión, y que reflejarían el miedo que sintió al denunciar por temor a ser excluido de la industria.
Por su parte, Perry ha negado categóricamente las acusaciones a través de su equipo legal, calificándolas de falsas y motivadas por intereses económicos. Su defensa sostiene que todo se trata de un intento de extorsión sin sustento real, y han anunciado que presentarán su propia evidencia para refutar cada uno de los señalamientos.
El caso reabre el debate sobre el abuso de poder en Hollywood y la vulnerabilidad de los actores emergentes frente a figuras consolidadas. Mientras el proceso legal toma su curso, la industria observa con atención este nuevo capítulo en una larga serie de denuncias que buscan exponer las dinámicas de poder tóxicas que aún persisten detrás del glamour.
